Cuando te golpean las circunstancias, cuando se cierra una puerta, cuando se levanta un gigante, cuando hay un Saúl que te persigue; es imposible no desear esconderse, quizás morir, y tal vez abandonar la carrera.
Pero cuando menos lo esperas, oyes a Dios llamándote fuera de la cueva, diciéndote que te esfuerces y seas valiente, recordándote que si una puerta se cierra una mas grande y eficaz se abre, que irrevocable es su llamamiento y sus dones, Y que todo es posible cerca de Él.
Hoy sobre una montaña llamada fe, con mis ojos al cielo le digo al Señor "HEME AQUI, ENVIAME A MI"
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